lunes, 11 de enero de 2010

A por la audiencia adolescente

Miedo. Preocupación. Eso es lo que ayer me transmitió Telecinco con el estreno de sus dos nuevas series en prime time, la noche del domingo: La Pecera de Eva (que acabará en La Siete) y El Pacto. Adolescentes problemáticos, inadaptados, conflictivos, líos de instituto, menores embarazadas y una banda sonora “para menores de 20”. Esa es la propuesta de Telecinco. Actualizar clásicos como “Al Salir de clase” o inventar su propio “Física o Química” para intentar que los adolescentes dejen por un momento Youtube (y Tuenti) y vuelvan a consumir televisión, como antes.

Porque ese es el miedo de Telecinco (y del resto de cadenas). Quedarse sin público adolescente. De lo contrario, no soy capaz de entender tanta “empatía” y tanto deseo por “imitar” la vida y las preocupaciones de los dieciseisañeros. De golpe. 2x1. Otro debate (social) es concretar si las historias que cuentan son fiel reflejo de la realidad. O si, por el contrario, la realidad supera a la ficción. Por cierto – esta es una pregunta para "los de veintitantos en adelante” - ¿vosotros tenías esa obsesión por ducharos en las instalaciones del instituto todos los días? Mejor dicho ¿vosotros teníais duchas en el instituto? O ha mejorado una barbaridad el equipamiento de los institutos en estos años, o la pulcritud de los que nacimos en los 70 era otra. Y que conste que yo me aseaba (en casa). ¿Por qué digo esto? Porque 2 de cada 10 escenas de estas series se desarrollan en las duchas del instituto.


Pero ¿dónde he estudiado yo? ¿Qué educación he recibido? ¿Cómo pudimos crecer en condiciones tan precarias? No éramos unos guarros, pero sí reconozco que tener gimnasia a primera hora debía ser un “condicionante” (por no decir, una putada) para el profesor que viniera después. En fin, cosas de generaciones.

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