martes, 20 de octubre de 2009

Se perdió la magia

Estaba sentado. Casi con los ojos cerrados. Concentrado. Todo lo que había a mi alrededor casi había dejado de existir, absorvido por la melodía de las canciones. La música había tomado el poder (como en otras ocasiones). Podía sentir los matices de cada instrumento, el sonido que hacen las cuerdas cuando las manos pasan de un traste a otro. De repente!! "Tin tilín tilín. Tin tilín tilán. Este veranito, toma ron Brugal. Tin tilín tilín. Tin tilín tilán. Llama a los vecinos, toma ron Brugal". Se perdió la magia: Spotify.

Por fortuna, la música tiene la capacidad de volverme a absorver con facilidad. Recupero el hilo y me olvido de lo que no me hace "tilín". Pero la estrategia de Spotify es concisa, constante e incisiva. Los cortes se repiten cada vez con más frecuencia. ¿El objetivo? Que te hagas usuario Premium (= de pago). Y lo intentan, vaya que si lo intentan. De dos maneras. Una, con su propia publicidad: "Hazte Premium y disfruta de la música sin interrupciones". Dos, destrozando los oídos de los usuarios, rompiendo la magia , acortando los tiempos entre una interrupción y otra. E incluso, a falta de un anuncio, metiendo dos o tres seguidos.

Por supuesto, la estrategia de Spotify es lícita (y molesta). Dicen por ahí que Spotify está "regalando" los anuncios con tal de tener contenidos para los cortes, que lo importante es el objetivo "premium". Insisto, es lícito. Pero el poso que me queda es un mensaje, "Pagad malditos!
Tin tilín tilín. Tin tilín tilán. Este veranito, corte Spotify".

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